miércoles, 13 de abril de 2011

Lo bueno, lo malo y lo feo de Twitter


La gran ventaja

Permite que las personas tímidas con dificultad para expresar sus ideas frente a una audiencia o a un grupo de personas, pueda comunicar sus ideas, pensamientos y comentarios sintiéndose cómodo y protegido por el carácter anónimo e indirecto de las redes sociales, lo que podríamos denominar como la gran "oportunidad" de la persona para hacerse una "segunda vida", ser alguien. Hay personas que son famosas en internet y Don Nadies en la vida real. Aquí dicen lo que quieran sin sentirse cohibidos por los otros.

La gran desventaja: arma de doble filo

La misma ventaja representa un problema. El hecho de que las personas tengan la posibilidad de dedicarse a una segunda vida y de opinar en las redes sociales, puede llevar al usuario a un mal uso del medio. 

¿Cómo? 

Al no tener que enfrentarse cara a cara con su receptor, el twittero se siente capaz de decir cualquier cosa, pudiendo llegar incluso a ser ofensivo y abusar de recursos como el humor negro o la descalificación.   
  
Sienten que pueden hacer todo esto porque la red social les da la garantía del anonimato, de que en realidad están hablando mediante una identidad ficticia, un ávatar, una versión virtual de sí mismos, que incluso se tiende a visualizar como una identidad distinta a la propia, a asumirse como un personaje.

 Así, llegamos a desligarnos de la responsabilidad de lo que decimos. Pensamos que el hecho de no estar hablando cara a cara con alguien nos exime de asumir las consecuencias de nuestros enunciados, y así podemos llegar a abusar de las redes sociales y a emplearlas de mal modo, olvidándonos de que del otro lado, alguien, un hombre o mujer de carne y hueso, igual que nosotros, está expuesto a recibir lo que publicamos. No estamos interactuando con seres virtuales, sino con seres humanos. Nos estamos quedando sin conciencia. 
Sin ella, tarde o temprano sufriremos un proceso de desarraigo, nos separaremos de nuestra parte humana para convertirnos en máquinas, olvidaremos lo que es conversar con otro de manera directa. Nos convertiremos en cobardes. Sí, nada más y nada menos. En gente incapaz de decir las cosas frente a frente, incapaz de mirar a alguien a los ojos y declararle algo, decirle lo que pensamos, conectarnos con el otro. Aunque sea para criticarlo.




Por Hablante.

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